Boda en Viveiro
Como en las películas americanas, amor de instituto, es el caso de Ángela y Antonio, se conocieron allí y hoy siguen igual que el primer día.
En este caso fue una ceremonia muy íntima de apenas unos 25 invitados en el restaurante O Louzao donde también se realizó la ceremonia.
Lo bueno de esta boda fue que los novios ya empezaban juntos en casa y como dice Ángela en una frase hecha: «todo queda na casa» así me explicó el día que hablamos.
Ambos pusieron rumbo directo al restaurante, nada menos que en el coche que Antonio (apasionado del motor) tenía desde el instituto, un Opel Astra GSI 16v de los años 90 y que aun conservaba en un estado impecable.
La llegada al Restaurante O Louzao no podía ser de otra manera que llamando la atención de la gente que había en las inmediaciones fuesen o no invitados a la ceremonia, un coche ya clásico y en el buen estado que presentaba y porque no decirlo el sonido que tenía.
Y así fue esta ceremonia que no por ser pocos invitados tuvo que ser aburrida, al contrario, todos los asistentes lo dieron todo y lo pasaron genial, sobretodo a la hora del baile (y que podéis ver en la galería )
Pero esto no quedaría solo en eso, ya que un par de meses después, nos fuimos de ruta hacia Asturias donde nos marcamos unas fotos de postboda con un atardecer espectacular.
Hicimos paradas en la playa de Peñarronda donde el viento fue el protagonista y también el la playa de Arnao donde la gente se quedaba mirando a Ángela y Antonio cerrando las fotos con ese atardecer tan bello.
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